jueves, 6 de mayo de 2010

Intermedio

Al final del pasillo junto a su puerta, estaba ella escuchando atentamente lo que el joven le decía.
La luz parpadeante dejaba ver la tristeza y confusión en su rostro, mientras se desvanecía y caía de rodillas al suelo.
El joven inclinado tratando de ayudarla a ponerse de pie logra ver sus ojos, unos ojos desgarrados, los ojos de una persona que no tiene vida, los ojos de una persona sorprendida por la muerte, llenos de lágrimas e impregnados de un color rojo sangre.
Solo queda el sonido de la lámpara parpadeante y los pocos suspiros y gemidos de angustia y dolor que ella deja escapar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario