lunes, 7 de febrero de 2011

Interrogantes

Al nublarse por completo su vista se detuvo, se tallo los ojos y observo a su alrededor.
A sus pies se encontraba el inicio de la calzada.
Caminó nuevamente...
Con la angustia de la situación y el coraje del momento, se decía a sí mismo: si te tuviera enfrente te lo diría todo!
No me callaría nada esta vez!
-Y preguntaba cosas que nadie contestaba, preguntaba como si esa persona estuviera ahí junto a él escuchándolo.-
De qué sirve decir algo cuando demuestras lo contrario?
Para que mentir y engañar?
Por qué debimos de vivir una mentira que decías y ni tú la creías?
Ni siquiera tú que decías constantemente esas palabras...
Ni siquiera tú, ni nadie...

Pueden ayudarme ahora!

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